Toda la gente tiende a enfrentarse a las situaciones estresantes con un estilo individual y característico. Por ejemplo, algunas personas tienden a responder siempre a una situación problemática buscando la ayuda de otros, otras siempre asumen que pueden manejar los problemas por sí mismas, algunas personas minimizan los problemas, otras los exageran.
Las personalidades normales, sean del tipo que sean, resultan más o menos flexibles y permiten al individuo adaptarse a las distintas situaciones y experiencias de la vida normal, de forma más o menos adecuada.
Sólo cuando los rasgos de personalidad son inflexibles, desadaptativos, y causan deterioro funcional significativo o malestar subjetivo, puede diagnosticarse un Trastorno de Personalidad.
¿Qué son los trastornos de personalidad?
Aunque la gente tiende a responder siempre del mismo modo a una situación difícil, la mayoría de las personas logra idear una conducta alternativa, si la primera respuesta a una situación determinada es ineficaz.
En contraste, las personas con Trastornos de la Personalidad son tan rígidas que no pueden adaptarse a las situaciones, no logran desarrollar conductas alternativas. Esto debilita en forma importante su capacidad operacional en todos los ámbitos de desarrollo: laboral, familiar, conyugal, etc.
Se entiende que una persona tiene un Trastorno de Personalidad cuando sus características de personalidad son tan inflexibles y desadaptativas, que le impiden amoldarse a muchas vivencias y situaciones normales de la vida, ante las cuales reacciona de una forma rígida que provoca siempre problemas específicos y previsibles (por ejemplo, sufre siempre decepciones en las relaciones personales, tiene dificultades laborales y sociales permanentes, etc.).
Estos problemas tienden a repetirse una y otra vez, sin que el usuario con un Trastorno de Personalidad se dé cuenta que su conducta anómala es la causa principal de los problemas referidos.
Las personas con Trastorno de Personalidad generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que sus conductas son normales y correctas. Habitualmente, por tanto, el usuario atribuye la causa de los problemas a los demás o a circunstancias externas.
Con frecuencia son los seres queridos los que envían al usuario a buscar ayuda psiquiátrica, porque su comportamiento causa dificultades y sufrimiento en los demás o a sí mismo.
Estas características desadaptativas de personalidad generalmente se hacen evidentes al principio de la edad adulta, y tienden a durar toda la vida.
En la actualidad existen tratamientos psiquiátricos y psicológicos eficaces en el manejo de los Trastornos de Personalidad, que pueden mejorar ostensiblemente su evolución.
¿Cuáles son los distintos tipos de trastornos de personalidad?
A través de la historia se han descrito distintos trastornos de personalidad, y han existido muchas clasificaciones; en la actualidad existe un cierto consenso en dividirlos en tres grupos A, B y C. Estos grupos darían cuenta de una alteración biológica en común que estaría en la base de estos trastornos.
Es importante recordar que todos podemos tener características de personalidad de alguno de estos tipos, sin que se constituya un Trastorno de Personalidad; este se define cuando existe un patrón duradero de conductas y experiencias internas inflexible y desadaptativo en un amplio rango de situaciones personales y sociales, que conduce a una perturbación clínicamente significativa o deterioro social, ocupacional, o de otras áreas del funcionamiento.
Por lo anterior, el diagnóstico de estos trastornos es clínico, esto quiere decir que debe ser realizado por un profesional experto, considerando el espectro total de síntomas y signos que presenta el usuario.
Grupo A
Comprende aquellas personas que suelen ser consideradas como extrañas o excéntricas e incluye los Trastornos de Personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípico. Estas personas son muy aisladas, desconfiadas, con dificultad para procesar la realidad que los rodea y para diferenciar la información que proviene del exterior con la generada por ellos.
Trastorno paranoide de personalidad
La conducta propia de este trastorno esta dominada por la suspicacia y el recelo.
Son personas capaces de encontrar intenciones hostiles y malévolas detrás de los actos triviales, inocentes o incluso positivos de otras personas. Pueden llegar fácilmente a intentar acciones legales contra otros.
A menudo, sus suspicacias conducen al rechazo por parte de los demás, lo que hace aumentar su suspicacia, trasformándose esto en un círculo vicioso.
Muy característicos de este trastorno son los celos patológicos, que los llevan a sospechar de cualquier comportamiento de su pareja, y a encontrar en cualquier nimiedad la confirmación de sus sospechas.
Por todas estas características, la convivencia de pareja o familiar puede llegar a ser muy difícil con estas personas (cualquier gesto o comportamiento tiende a ser malinterpretado como señal de que se está contra ellos).
Trastorno esquizoide de personalidad
Lo que caracteriza a estas personas es que no buscan, ni parecen necesitar, el contacto con la gente; quieren estar siempre solos y sus actividades y aficiones tienden a desarrollarse en soledad.
Las personas con una personalidad esquizoide son introvertidas, ensimismadas y solitarias, socialmente distantes; rehuyen no sólo los contactos sociales, sino también las amistades, las relaciones de pareja, etc.
A menudo están absortas en sus propios pensamientos y sentimientos. Hablan poco, son dadas a soñar despiertas y prefieren la especulación teórica a la acción práctica.
Cuando se comunican con otros, llama la atención que nunca expresan sentimientos, ni parecen conmoverse con las cosas que suelen gustar a la gente, aparecen emocionalmente frías.
Trastorno esquizotípico de personalidad
Las personas con una personalidad esquizotípica desarrollan pensamientos, percepciones y comunicaciones extraños.
Suelen ser descritos como “raros”, tienen una apariencia y forma de vestir extravagante, y su conversación habitual está centrada en filosofías marginales o extravagantes, misticismo, ocultismo, etc.
Tienen tendencia a referir experiencias anormales (como comunicarse con los muertos, sentir “presencias”, etc.) y a percibir que las cosas suceden con significados que se refiere siempre a ellos (mensajes ocultos, dobles sentidos, etc.).
Algunas personas muestran signos de pensamiento mágico (la idea de que una acción particular puede controlar algo que no tiene ninguna relación con ella). Por ejemplo, una persona puede creer que va a tener realmente mala suerte si pasa por debajo de una escalera o que puede causar daño a otros teniendo pensamientos de ira.
Estas personas se caracterizan también por las conductas sistemáticamente solitarias.
Grupo B
Comprende personas con una clara inclinación al dramatismo, muy emotivas y con conductas erráticas. Incluye los Trastornos de Personalidad histriónico, narcisista, antisocial y límite. A estas personas les cuesta mucho controlar sus impulsos y son inestables emocionalmente, lo que les ocasiona muchos problemas para adaptarse a su entorno.
Trastorno histriónico de personalidad
Lo que caracteriza a estos usuarios es una actitud seductora indiscriminada y superficial, y la intención de ser siempre el centro de atención de los demás.
Para ello despliegan una gran teatralidad (por ejemplo en la forma de vestir o de arreglarse), llevan a cabo conductas provocativas, y expresan sus emociones en forma exagerada e infantilizada; todo esto dirigido a provocar la simpatía o la atención de los otros.
La persona con personalidad histriónica es proclive a los comportamientos sexualmente provocativos y a erotizar las relaciones. Pueden no querer en realidad una relación sexual; más bien, sus comportamientos seductores a menudo encubren su deseo de dependencia y de protección.
Algunas personas con personalidad histriónica tiene tendencia a victimizarse, y exageran (de forma no completamente conciente) sus conflictos, dificultades y dolencias físicas; para conseguir la atención que necesitan.
Al igual que sucede con el resto de los trastornos de la personalidad, muchos rasgos propios de éste trastorno se dan con una intensidad menor en personas normales, dado el importante papel que la seducción juega en todas las relaciones humanas.
Trastorno narcisista de personalidad
Las personas con una personalidad narcisista tienen un sentido exagerado de superioridad y una creencia desmedida de su propio valor o importancia.
Como creen que son superiores, esperan ser admirados por el resto de la gente sólo por existir; y con frecuencia piensan que otros los envidian.
Sienten que merecen que sus necesidades sean satisfechas sin demora. Las necesidades, sentimientos o creencias de los demás son considerados poco importantes, y no reconocidas.
Su comportamiento es a menudo ofensivo para otros, que los encuentran egocentristas, arrogantes o mezquinos.
La persona con este tipo de personalidad puede ser extremadamente sensible al fracaso o a la crítica, y cuando se enfrentan a una derrota pueden presentar un cuadro depresivo grave.
Trastorno antisocial de personalidad
Las personas con personalidad antisocial (en el pasado llamada personalidad psicopática o sociopática) muestran un comportamiento irresponsable, y un desprecio insensible por los derechos y los sentimientos de los demás, así como de las normas o la ley.
A pesar de los problemas o el daño que causan a otros por su conducta antisocial, típicamente no sienten remordimientos o culpabilidad. Al contrario, racionalizan su comportamiento o culpan a otros. La frustración y el castigo raramente modifican sus conductas.
Tienden a manipular y explotar a las personas para obtener beneficio material o gratificación personal.
Este diagnóstico se hace más en varones, y las alteraciones de conducta aparecen generalmente en la infancia: faltas de respeto a la autoridad, trasgresión de normas, destrucción de propiedades y violencia hacia otras personas o animales.
De adultos continúan con comportamientos delictivos y violentos. Son frecuentemente proclives al alcoholismo, al abuso de sustancias, a la promiscuidad sexual y a ser encarcelados. Son propensos a fracasar en sus trabajos y a trasladarse de un sitio a otro.
Trastorno límite de personalidad
La característica de este Trastorno de Personalidad es la inestabilidad en muchas áreas de la experiencia y de la conducta humana:
• Afectiva: existe una importante inestabilidad de las emociones, pudiendo pasar bruscamente de una a otra.
• Cognitiva: presentan inestabilidad de su auto imagen y de su visión de mundo, pasan fácilmente de ver el mundo, o a sí mismos, de color rosa a negro.
• Relaciones interpersonales: característicamente son caóticas, pasan rápidamente del amor al odio.
• Control de los impulsos: existe un descontrol importante de los impulsos agresivos, sexuales, compras compulsivas, trastornos del apetito, etc.
Otro rasgo característico son las vivencias crónicas de soledad vacío y abandono, que provocan altos montos de angustia
A veces pierden el contacto con la realidad y presentan episodios breves de pensamiento psicótico, paranoia y alucinaciones.
Estos usuarios desarrollan con frecuencia conductas autodestructivas (como intentos de suicidio y autolesiones en forma de cortes, quemaduras, etc.) que se producen en momentos de gran angustia.
Pueden también presentar otras complicaciones psiquiátricas como depresión, abuso de drogas, trastornos alimentarios, entre otros.
Grupo C
Comprende a personas que acostumbran a ser ansiosas y temerosas e incluye los Trastornos de Personalidad por evitación, por dependencia y el obsesivo compulsivo.
Son personas muy inseguras, ansiosas y con muchos miedos, que ponen en marcha una serie de mecanismos de defensa cuando se sienten amenazados, los que determinan los distintos tipos de personalidad.
Trastorno de personalidad por evitación
Las personas con este trastorno son muy tímidas, y muy sensibles al rechazo y a la crítica.
Tienden a evitar cualquier situación en la que tengan que enfrentarse con personas desconocidas, y encuentran múltiples excusas para no acudir a reuniones sociales o incluso laborales.
Estas personas tienen un fuerte deseo de recibir afecto y de ser aceptadas por los demás, sin embargo evitan los contactos por temor a ser rechazados.
Sufren abiertamente por su aislamiento y falta de habilidad para relacionarse cómodamente con los otros. El Trastorno de Personalidad por evitación es similar a la fobia social.
Trastorno de personalidad por dependencia
Las personas con este trastorno de personalidad buscan depender de otra persona, no tienen confianza en sí mismas y manifiestan una intensa inseguridad.
Para estas personas es casi imposible vivir solas, lo que les lleva con frecuencia a aceptar relaciones abusivas en las que toleran cualquier cosa con tal de no tener que enfrentarse a la soledad. Permiten que las necesidades de aquellos de quienes dependen se antepongan a las propias.
Para la persona que padece este tipo de trastorno tomar cualquier decisión supone una angustia considerable, por lo que delega todas las decisiones importantes de su vida, y deja que sean otros quienes decidan por ella; huyen de cualquier responsabilidad y no comienzan nada nuevo por sí solas.
Les resulta muy difícil vivir sin pareja, por lo que tras una ruptura, enseguida comienzan de nuevo la búsqueda de otra persona de la cual depender.
Trastorno obsesivo-compulsivo de personalidad
Las personas con Trastorno de Personalidad obsesivo-compulsivo son formales, confiables, ordenadas y metódicas, pero también son rígidas y les resulta difícil adaptarse a los cambios.
Toman sus responsabilidades con tanta seriedad que no toleran los errores. Suelen estar excesivamente preocupados por nimiedades y son muy perfeccionistas y controladores.
Su preocupación por las reglas, el orden y la organización le llevan con frecuencia a olvidar lo prioritario; el exceso de perfeccionismo le impide dar por concluida una tarea, porque siempre detecta nuevos fallos, o porque el proceso de elaboración es tan ordenado que se alarga indefinidamente hasta el punto de no acabar nunca los trabajos.
Estas personas pueden ser exitosas en campos intelectuales, donde el orden y la atención a los detalles son fundamentales. Sin embargo, pueden sentirse incómodas con sus relaciones interpersonales u otras situaciones que no controlan, frente eventos impredecibles, o cuando deben confiar o delegar funciones en otros.
De hecho, la persona que presenta este trastorno suele considerarse muy trabajadora, tanto que puede no tener tiempo para dedicárselo a sus amistades, a su familia o para el ocio.
También es característico que les le resulte difícil desprenderse de objetos del pasado por inútiles que sean.
¿Por qué es importante diagnosticar y tratar los trastornos de personalidad oportunamente?
Como ya se ha descrito, los trastornos de personalidad causan dificultades en todos los ámbitos de desarrollo: personal, familiar, social y laboral.
Además, frecuentemente se complican con otras patologías psiquiátricas: depresión, trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios, dependencia de alcohol y drogas, entre otros.
El diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado pueden mejorar el pronóstico y la evolución de estos trastornos, modulando los rasgos de personalidad patológicos y evitando la aparición de otras complicaciones psiquiátricas.
¿Cómo es el tratamiento de los trastornos de personalidad?
Aunque los tratamientos difieren de acuerdo con el tipo de trastorno de la personalidad, algunos principios generales se pueden aplicar a todos.
El tratamiento se basa en la psicoterapia, existiendo algunas que han demostrado su eficacia en forma científica.
Los medicamentos tienen utilidad para manejar rasgos específicos de cada trastorno (descontrol de impulsos, ansiedad reactiva, etc.). Estos rasgos específicos, estarían relacionados con déficit neuroquímicos que se han detectado a nivel cerebral, en los distintos tipos de trastornos. Los fármacos también resultan útiles para manejar las complicaciones psiquiátricas que frecuentemente se presentan.
La respuesta es variable dependiendo del tipo de trastorno de personalidad, en general se trata de tratamientos que requieren un plazo prolongado para obtener efectos sustanciales.
Autores: Dra. Claudia Barrera Renault y Dr. Jorge Ochoa Muñoz