Falta de cobertura en Salud Mental, disminución de las relaciones sociales no virtuales, débiles redes de apoyo y escasa vida familiar, son sólo algunas de las variables que explicarían el alza en las cifras de suicidio en Chile.
Falta de cobertura en Salud Mental, disminución de las relaciones sociales no virtuales, débiles redes de apoyo y escasa vida familiar, son sólo algunas de las variables que explicarían el alza en las cifras de suicidio en Chile.
«¿En qué estás pensando?». Así saluda Facebook diariamente a sus 1.700 millones de usuarios activos.
Se trata, además, de una interrogante que incontables psiquiatras, psicólogos y asesores formulan a sus clientes al comienzo de una sesión, y una pregunta que le hacemos a un amigo o a un familiar que parece preocupado.
Este fin de semana, el noticiero de Mega, Ahora Noticias, emitió el reportaje “Dormir con miedo: Chilenos forzados a resguardar sus casas”, el que abordó cómo la delincuencia afecta la calidad de vida y Salud Mental de las personas.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave, que se caracteriza por la aparición a lo largo de la vida de fases en el estado de ánimo, que pueden ir desde la manía/hipomanía (con la persona eufórica, exaltada y con lenguaje excesivo) hasta la depresión (asociado a perdida de interés y placer por las actividades, y pensamientos recurrentes de muerte e intentos de suicidio).
La magia del cine ha tenido desde su creación la capacidad de crear y recrear historias, las que siendo reales o ficticias pueden emocionarnos, conmovernos, divertirnos, hacernos reflexionar. Pero además de aquello, el séptimo arte ha tenido también la importante función de evidenciar problemas sociales que muchas veces no alcanzan a tener una tribuna suficiente en nuestros medios de comunicación o en nuestras conversaciones cotidianas con familiares y amigo/as. Gracias al cine, de pronto, cierto tema se vuelve relevante y se toma el debate, evidenciando situaciones diversas que pueden ir desde: la migración, la pobreza o la guerra. Todos temas que han sido particularmente prolíficos en la historia del cine.
“Rompía en llanto o me ponía muy emotiva o enojada”. Bethan Rees, una galesa de 30 años, le contó a la BBC su experiencia de sufrir una enfermedad mental sin ser diagnosticada y cómo esto la dejó aislada y con deseos de suicidarse.